Para un servidor, que leí el
Radio Ethiopía con 13 años, la revista supuso el descubrimiento de un montón de cosas que me gustaban y otras que conocí después y de las que ya hablaban en sus páginas (increíble revisar la revista ahora y leer un artículo sobre los primeros discos de
Dominique-A, ilustrado, además, con una fotografía del compositor francés antes de perder el pelo): desde
Jonathan Richman, un artículo sobre el dibujante
Alfons Figueras hasta el poeta gaditano
Fernando Cañas.
Lo cercano de la mano de lo internacional, lo underground al lado de lo que ahora se llama mainstream, siempre que se tratase de
una manifestación humana sincera. C
ultura en el sentido más libre y vivo de la palabra. Y todo mezclado, además.
Radio Ethiopía parecía una isla llena de cosas interesantes para un preadolescente que acababa de abandonar la Marvel y empezaba a escuchar sicodelia de los sesenta y ¡vaya sorpresa, joder, ver que la revista se editaba en Cádiz y para Cádiz! Una ciudad que por aquel entonces parecía muerta y que aún hoy continúa muriendo.
La imaginación y la cultura. Es decir, la imaginación de un grupo de amigos abriéndose a la imaginación de otras personas, ya fueran estrellas del rock, poetas desconocidos o dibujantes aficionados (y profesionales, claro).
Para mí fue muy importante la reivindicación de
la autogestión y de la cultura local. De hecho, yo pensaba que
Nicolás (que parece que ha vuelto) era de Cádiz. Y flipaba. Luego
Fritz me contó que no, que le enviaba los originales pro correo y una vez al año le visitaba a su casa de Madrid coincidiendo con el Expocomic.
Un gran trabajo que compensaba, porque, de hecho,
Fritz era el alma y el impulsor del proyecto y es debido a su esfuerzo que la revista pudo durar
casi 16 años, en los que pasaron más de 100 firmas de autores y escritores, casi todos gaditanos.
Mas información:
Sobre Radio Ethiopía, aquí.
Sobre Fritz.